lunes, 22 de agosto de 2011

Xenofobia

Cuando analizamos  este término nuestros pensamientos se elevan hasta lo sucedido con Hitler  durante los años 1940 y el pueblo judío y sí, este  fue el mayor acto de antisemitismo ocurrido en la historia (conocido al menos) un rechazo a un pueblo, un odio desmedido que arrojó más de seis millones de muertos. Tal vez el episodio más vergonzoso de nuestra humanidad.
Pero hoy día, comenzando el siglo XXI que tal si nos examinamos un poco, ¿estaremos cayendo en esta infame práctica? Etimológicamente hablando Xenofobia significa: rechazo, fobia, temor, desprecio, odio hacia el extranjero. La xenofobia va más allá del racismo porque éste acepta al extranjero siempre y cuando cumpla su asimilación sociocultural.
Cada nación tiene su gentilicio (Venezuela: gentilicio venezolano, Colombia: colombiano, España: español, etc.…), su propia cultura, su propia historia que la distingue de otra nación, la cual debe ser conocida, amada, respetada. Sin olvidar, que tan importante como es para mí, mi patria, así de importante es para otro la suya.
Existen muchas razones para abandonar el suelo patrio, desde razones políticas por desacuerdo con los gobiernos o por persecución política, razones sociales por la creciente desigualdad social que existe en nuestros pueblos, a pesar de las luchas que se realizan contra esto, sigue siendo una constante en nuestros pueblos, sobre todo los no desarrollados, razones económicas, donde muchos emigran buscando nuevos horizontes que les permita mejor calidad de vida, y no podemos olvidar a los desplazados que se ven obligados a dejar sus hogares por conflictos internos.
Sea que compartamos o no las razones, para cada quien que las vive son valederas, son muy propias. Cuando en la vía te tropieces con un extranjero, ve más allá de lo que está ante tus ojos, puede ser alguien lleno de ilusiones ,  temores, dudas, angustias ;que espera  cristalizar sueños que lo trajeron a tu país, mírate en él como si tu también fueses extranjero, en lo que te sea posible tiéndele tu mano. En muchas culturas  la hospitalidad se cataloga como una virtud excelsa, no debemos olvidar la regla de oro “Haz el bien que quieres que hagan contigo”. Durante un viaje presencié como a un señor de origen asiático se le trataba con desprecio y burla a pesar de su edad avanzada, no sabía hablar español y al parecer había perdido la orientación, buscaba ayuda y solo conseguía desmanes. En otro viaje más reciente se presentó un problema con los pasajeros, se había vendido más boletos que asientos disponibles, se debía bajar un pasajero y terminaron bajando a un extranjero a pesar de que había cumplido con todos los requisitos y de manera eficiente.
Cuando estas letras se escriben un ciudadano de origen Uruguayo se encuentra esperando la deportación de España a pesar de tener más de once años residenciado allí y de haber formado una familia.
Recientemente fue conocido el hecho de un ciudadano peruano también residenciado en España que fue salvajemente golpeado por agentes del orden público quedando en total impunidad. Profesionales cubanos que prestan servicio en diferentes misiones y países también han experimentado el desprecio y la falta de solidaridad en algunos sitios  donde se encuentran.
Muchas veces al oír el acento de las personas o saber que son de nacionalidad diferente terminamos discriminándolos, tal vez de manera muy sutil que no nos damos cuenta.
En esta era de globalización, donde la tecnología ha acercado los pueblos y ha traspasado fronteras se hace necesario humanizarnos, sensibilizarnos y  no olvidar que es muy frágil la línea que nos separa de aquellos acontecimientos vividos durante  la segunda guerra mundial.