sábado, 14 de enero de 2012

Relación de Pareja (2)


Cuando formalizamos una relación estamos llenos de sueños y proyectos, tenemos la convicción de que será para siempre, como alguien dijo: “Nadie se casa pensando en el divorcio”, sin embargo, seguimos buscando un porque, una razón por la cual se pierda el deseo de seguir construyendo ese sueño.

Analicemos un conflicto que se presenta hoy día con mucha frecuencia: La  falta de vivienda.

Decimos: “Juntos hasta debajo de un puente” incluso somos tan atrevidos que no nos pesa dejar las comodidades del hogar materno.

Una opción son los alquileres, solución momentánea que se convierte en una cruz, por un lado la dificultad para conseguirlos, si encuentras  un buen lugar tienes la zozobra de tener que entregarlo cuando te lo pidan y no saber dónde te vas a meter después. Por otro lado los altos costos, la decepción de “estar echando tu dinero en un saco roto”, sin olvidar el grado de angustia constante al sentir que el tiempo pasa demasiado rápido y ya tienes que volver a pagar.

Otra opción es vivir con la familia, el triste “arrimado”. Al principio todo color de rosa, pero, ¡que tan pronto llega el conflicto!  Sobre todo con los niños. Queramos o no esta situación debilita la relación por no decir el amor.

El sabio refrán: “El que se casa,  casa quiere”. Ese sitio TAN especial que debe ser el hogar. Aquel “Hogar, dulce hogar” oasis en medio del desierto de la vida. Manantial donde se sacian todas las ansias. Lugar donde construyes una familia sana y hermosa. Donde puedes llegar, quitarte los zapatos y ser tú, dejando tras la puerta las presiones de la calle.

¡Qué tan importante es esa casa donde podamos vivir como pareja!, cuidando y alimentando esa relación, haciéndola cada vez más fuerte y duradera!!!

Si ya tienes tu casa, gozas de un gran porcentaje de probabilidades para tener una relación estable, piénsalo, no menosprecies la bendición que tienes.

Sin embargo nos enfrentamos a otra realidad: ¿Cuantas parejas se han roto a pesar de tener su propia casa? ¿A cuantos ese” manantial de amor” se les ha convertido en una cárcel? ¿Cuántos  han dejado de valorar el hogar y prefieren estar fuera de él bajo cualquier excusa?

Seguimos buscando razones, motivos que llevan a la ruptura e una pareja, o serán más bien excusas?
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